El cuerpo transita múltiples
espacios y se desliza por rendijas imposibles, se erige como instrumento del
discurso poético convirtiéndose en territorio inhóspito y nómada incansable
donde todo parece ser permeable, transformable y editable.
¿Dónde se sitúa el cuerpo
contemporáneo? si tomamos la idea de Zygmunt Bauman de que nos movemos en una
sociedad líquida, cabría pensar que el cuerpo es testigo de su propia
disolución, entonces, quizás sólo sea factible hablar en términos simbólicos,
artísticos o poéticos, desde espacios donde la realidad se transforma, se
distorsiona y se reescribe. Los cuerpos se diseminan y crean otros mapas, se
apropian de la literatura, de la naturaleza, del espacio urbano y del arte para
construir nuevos paradigmas.
En contextos culturales diversos el
sujeto expresa sus símbolos a través del cuerpo, la piel se convierte en su
principal aliada mutando en imagen y dejándose conquistar por los mensajes
subliminales, los tatuajes, las pinturas y las marcas que dan curso a una
amplia cartografía sobre la identidad personal y colectiva. Las escrituras de
la piel como suelo denominarlas conforman textos corporales plausibles de ser
editados, una dramaturgia corpórea que se despliega y expande hacia nuevas
transcripciones e interpretaciones.
Es precisamente en este proceso de
construcción simbólica cuando el dolor y el placer se constituyen en una parte
indisoluble de la corporalidad y en eje de la acción y la performance que
sitúan al mercado del arte frente a una de las primeras encrucijadas: ¿cómo
preservar y distribuir este tipo de obras? La fotografía y el video editan y
proyectan el ritual en un bucle infinito que de alguna manera viene a poner en
foco en el ámbito de las artes la complejidad de los relatos y retratos
corporales. La mirada establece preferencias, realiza encuadres y edita una de
las tantas visiones posibles. La imagen fija siempre produce otras lecturas y
connotaciones que en el fondo persiguen un deseo inalcanzable: asir las
frágiles y resbaladizas fronteras del cuerpo.
Las imágenes se consumen en su
intrínseca volatilidad, invenciones digitales que desde sus redes conforman la
antropología visual del mundo actual. Dentro de este entramado el cuerpo actúa
como influencer, activa códigos y postula estereotipos creando construcciones
ficcionales virales que promueven una piel universal.
El individuo explora distintos
terrenos, ejecuta derivas, desaparece en los laberintos virtuales y mediáticos
o reaparece en los circuitos artísticos contemporáneos como un objeto de arte
exclusivo, un cuerpo que paradójicamente ya no es dueño de sí mismo sino
usufructo de cada coleccionista y espacio simbólico que el público re-edita
constantemente.
En definitiva, el cuerpo busca
vencer su realidad ontológica, rechazar cualquier corsé de género, suscitar
otras conexiones y alterar los espacios y los símbolos bajo nuevas poéticas que
indefectiblemente se refieran al cuerpo expandido y editado.
Líneas de investigación:
- El cuerpo mediático: edito, luego existes.
- Escrituras corporales: tatuajes y marcas como cartografía personal y colectiva.
- El cuerpo en el punto de mira: encuadres fotográficos e interpretaciones poéticas.
- Cuerpos coleccionables: mecanismos de exhibición y comercialización en el mercado del arte contemporáneo.
- Construcciones ficcionales en las redes sociales: el cuerpo como influencer.
Envío de originales abierto hasta el
día 31 de diciembre 2019.
Los artículos deberán cumplir los
requisitos que se marcan en las Normas para Autores.
Más información, por favor, contactar con con la Dr. Sandra Martínez Rossi, de la Universidad de Málaga, sandramartinez@uma.es
Información de la Revista SOBRE.
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