El número 34 de Contratexto abordará
las profundas transformaciones que la democratización del acceso a internet, de
las aplicaciones móviles, de las cámaras digitales, y en términos más
generales, de las nuevas tecnologías y los nuevos medios audiovisuales, que han
provocado en las tendencias estéticas y poéticas, la industria y la economía cinematográficas
y las prácticas de producción, difusión y exhibición cinematográficas, pero
también, en otra medida, en la reelaboración y la recepción crítica y académica
de las obras cinematográficas. Estas transformaciones no sólo redefinen el arte
cinematográfico, sino que obligan directamente a inventar nuevos términos y
nuevos conceptos para diferenciar ciertas producciones del cine más
convencional, comercial o institucionalizado (como lo que se ha venido llamando
post-cine, o expanded cinema, entre muchos otros neologismos).
El cine narrativo tradicional ha
integrado progresivamente los formatos domésticos o vernaculares contemporáneos
(grabaciones caseras realizadas por los propios personajes, así como imágenes
de conversaciones a través de programas como Skype). Los nuevos medios de
comunicación han influido profundamente en nuestros modos de vida y en la
manera en la que nos (auto)representamos y ponemos en escena, y esto se ve
reflejado en el cine contemporáneo y en las historias que cuenta. El estudio de
estas nuevas prácticas es esencial para una antropología de la imagen
contemporánea actualizada. El lenguaje de los nuevos medios (Manovich, 2001)
impacta irremediablemente sobre el lenguaje cinematográfico, y viceversa.
En los márgenes del cine industrial,
se ha desarrollado un determinado lenguaje del contenido generado por los
propios usuarios de Internet (los llamados CGU). En la tradición del cine de
vanguardia que trabaja con material encontrado (found footage) y el cine de
apropiación, se desarrollan actualmente los llamados desktop films o films de
"saved footage", realizados a partir del reciclaje y remontaje de
vídeos vernaculares y amateurs encontrados en la videósfera. En un ecosistema
virtual saturado de imágenes, estas prácticas apuestan por una ecología de la
imagen, basada en la transmedialidad, aprovechándose de la
"contaminación" audiovisual de Internet para, reciclando
"desechos digitales" a los que les añaden, a través del montaje,
significaciones, potencialidades y funciones ausentes en las imágenes
originales, producir nuevas obras sin la necesidad de producir nuevas imágenes.
Las cada vez más extendidas
prácticas de autodocumentación, autorepresentación y autodistribución de
imágenes "éxtimas" (Tisseron, 2001) ejercen una fuerte influencia en
los lenguajes del cine documental y desde este punto de entrada las
especificidades estéticas de las imágenes amateur propias de internet,
estudiadas en el ámbito de los recientes YouTube Studies, se reproducen en el
cine contemporáneo.
Precisamente en este contexto de
intervención sobre el material generado por los usuarios se pone en valor la
estética que imponen las condiciones materiales de la imagen digital de baja
definición. Por un lado, se desarrollan propuestas trabajan con el pixel como
materia propia de la imagen digital, y la pantalla como lienzo; por otro,
algunos autores han comenzado a intervenir directamente sobre las imágenes
alterando su código hexadecimal o provocando glitches, errores digitales que
crean imágenes abstractas. Estos procesos serían la continuidad, en cierto
modo, de experimentaciones ya generalizadas en el ámbito del cine experimental,
como el trabajo directo sobre la emulsión fotográfica y las modificaciones
ejercidas sobre el cuerpo de la película analógica, a veces fotograma a
fotograma.
Los medios de distribución
cinematográfica propios de Internet como el streaming y la descarga por torrent
han democratizado también el acceso de los usuarios a unas imágenes. Esto,
combinado con el hecho de que el acceso a los software de edición de vídeo no
está ya limitado a los grandes profesionales, permite la intervención del
público sobre las imágenes hasta el punto de crear versiones alternativas de
películas como los fancuts o los supercuts, producciones que forman parte de la
llamada "cultura bastarda" (Mirko Tobias Schäfer, 2011), así como una
serie de prácticas que caracterizan en gran parte toda la cultura
contemporánea, como el remix, el sample o el mash up (Gunkel, 2015), y que
ponen en cuestión nociones esenciales en la historiografía tradicional del arte
y del cine, como autor, originalidad, propiedad intelectual, creatividad o
innovación.
La accesibilidad de la imagen
digital también ha dado pie al desarrollo de nuevas formas de producción de
conocimiento y saber científico. En los últimos años se han popularizado
formatos como el videoensayo en el que las imágenes son analizadas en vídeos
que las detienen, ralentizan, comentan o contraponen en montajes paralelos o en
pantallas partidas, con otras obras. La película, fácilmente accesible y
manipulable en formato digital, se convierte en la materia prima para elaborar
su propia crítica y permite pensar la imagen a través de la imagen misma, sin
necesidad de recurrir al texto escrito para explicarla.
Por otro lado, los usuarios de los
nuevos medios no sólo producen imágenes, sino también información y datos que
condicionan y modifican el consumo cinematográfico. El desarrollo del Big Data
ha tenido su impacto en la industria cinematográfica, desde algoritmos capaces
de anticipar el éxito comercial de una película de acuerdo a determinados
criterios a la recomendación en plataformas de streaming o incluso películas
autogeneradas por algoritmos.
Además, se crean imágenes digitales
por ordenador sin necesidad de filmar, pero también imágenes
"técnicas", relacionadas con las nuevas tecnologías que
progresivamente aparecen integradas en el cine. Es el caso de las imágenes
registradas por cámaras de seguridad, cámaras térmicas, los sistemas de
vigilancia con reconocimiento facial o la filmación con drones.
Internet ha alterado también los
modos de distribución cinematográfica cambiando progresivamente los hábitos de
consumo de los espectadores de las grandes salas de exhibición hacia la
reproducción doméstica. Esto ha provocado a su vez cambios socioeconómicos en
los procesos de producción cinematográfica, desde la implantación de nuevos
estándares ajustados a las formas de consumo actuales a la popularización de
diferentes formatos de película interactiva que van del webdocumentary a
ficciones que permiten la intervención de los espectadores.
Si asumimos que toda imagen es
política, la revolución estética producida por Internet despierta a su vez
interrogantes éticos y políticos inéditos hasta ahora en los film studies y en
la teoría de la imagen. ¿Qué implicaciones políticas conllevan estos cambios
que está sufriendo el medio cinematográfico confrontado a Internet? ¿Qué dudas
o urgencias jurídicas y legales suscitan estas nuevas prácticas digitales
respecto?
Por otro lado, ¿qué nuevos modos de
cine militante y activista se están desarrollando en este nuevo ecosistema
mediático - por ejemplo, ciertas prácticas de cine colaborativo? ¿Qué
cuestiones relativas a la ética del arte y del artista pueden abordarse a
partir del examen de las técnicas de apropiacionismo, remix, recut, etc?
Serán especialmente bien recibidos
los artículos que movilicen métodos de investigación interdisciplinarios:
estéticos, socio-económicos, históricos, pero también provenientes de los
visual studies, de las humanidades digitales y de los media studies.
Para atender cualquier duda sobre el
contenido y enfoque de este número, los autores interesados pueden contactar a
los editores del dosier.
Ejes temáticos
Se recibirán artículos originales o
ensayos que aborden de modo preferente alguno(s) de los siguientes ejes
temáticos:
- Cine y nuevos medios
- Realidad virtual y experiencias inmersivas
- Representaciones, figuraciones de internet y las nuevas tecnologías en el cine
- Estética glitch, imagen pobre y estética low-definition, low-tech
- Remediation, transmedialidad, intermedialidad, relocation
- Remixology, mash-ups, ecología de la imagen y prácticas apropiacionistas en la era post-Internet (saved footage, desktop films)
- Pantalla global, Facebook Live y emisiones de streaming en directo
- YouTube studies
- Amateurismo y nuevas tendencias estéticas DIY
- Bastard culture: cómo la participacion del usuario transforma la producción cultural, incluyendo fan fictions, fan edit, fancuts
- Interactividad, instalaciones interactivas, web documentary, cine expandido (expanded cinema)
- Nuevos modos de producción, distribución y exhibición en la era post-internet
- Video-ensayos y nuevos modos de crítica cinematográfica a través de la imagen
- Representaciones visuales del Big Data e impacto de éste en la industria y el arte cinematográficos
- Problemáticas políticas y éticas del cine en la era post-internet
Otras secciones de Contratexto
Adicional a la sección dosier,
Contratexto cuenta con las siguientes secciones permanentes:
- Tendencias. En esta sección recibimos colaboraciones vinculadas a temas actuales como cultura de paz, análisis semiótico, estudios interculturales en donde el componente comunicativo juega un rol relevante.
- Reseñas. Comentario bibliográfico de una obra de reciente publicación que incluye un análisis crítico y científico sobre el aporte a los estudios de la comunicación.
Fecha de cierre: 15 de mayo de 2020
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